A tu piel también le afecta el invierno

¿Piel muy seca?,¿Sensación de tirantez?,¿Descamaciones?, ¿Fragilidad?, ¿Mayor sensibilidad?,¿Eccemas y rojeces?, ¿Arrugas y líneas de expresión más marcadas?…

No cabe duda, tu piel se está enfrentando a los rigores del invierno:

  • El FRÍO: cuando las temperaturas bajan, los vasos sanguíneos de la piel se contraen para ayudar a mantener la temperatura corporal. Esto provoca que el aporte de oxígeno y nutrientes a la epidermis sea insuficiente, retrasando el ciclo de renovación natural de la piel.
    * El exceso de células muertas acumuladas, impide que la secreción sebácea natural de la piel llegue a la superficie, por eso notas tu piel más seca, tirante, apagada, frágil y sensible.
  • El VIENTO: el aire frío y seco están dañando los lípidos naturales de tu piel, favoreciendo su irritación, sensibilidad y aparición de rojeces.
    * Tu piel se deshidrata, puede descamarse y aparecer la sensación de tirantez.
  • Los CAMBIOS BRUSCOS TEMPERATURA: al pasar del frío al calor (y viceversa) de forma extrema e inmediata, se provoca un choque térmico que puede dañar la barrera protectora de tu piel, debilitando su función, dejándola más expuesta a agresiones externas y con una mayor propensión a la aparición de eccemas y rojeces.
  • La SEQUEDAD AMBIENTAL: la combinación de bajas temperaturas, viento y el uso de calefacciones, hace que la humedad del ambiente disminuya por debajo de los valores recomendados (entre el 50% – 70%).
    * La sequedad ambiental provoca deshidratación (pudiendo aparecer descamación y picores, incluso en pieles sanas), así como un envejecimiento prematuro con arrugas y líneas de expresión marcadas.

La mejor forma de protegerte de los efectos del invierno en tu piel es reparar la alteración del manto hidrolipídico de tu piel, con los cuidados apropiados.

Consúltanos tu caso y te aconsejaremos los tratamientos más adecuados para ti.